Actualizado el jueves, 7 enero, 2021
Así expresa su sentir por el departamento Josefina Di Pietro, segunda reina lasherina en conseguir la corona nacional de la Vendimia, en el año 1946. Convocada para sumarse en la campaña por el 150 aniversario de Las Heras, el próximo 31 de enero, recuerda su finca natal en El Plumerillo y su experiencia en la corona vendimial.
Josefina Di Pietro, reina nacional de la Vendimia 1946, segunda representante lasherina en llevar la corona al departamento, ejemplo de vitalidad y alegría, se suma a la campaña por los 150 años de Las Heras -que se cumplirán el 31 de enero-, y nos comparte sus recuerdos como una forma de honrar a la tierra que la vio crecer y la acercó a la Vendimia, su pasión.
Convocada para el rodaje de #HechoEnLasHeras, una campaña audiovisual de la Municipalidad de Las Heras en el marco del Camino a los 150 Años que destaca figuras lasherinas que forman parte de la historia del departamento, Josefina nos cuenta cómo fue participar de esta propuesta multimedial: “Fue bellísimo, emocionan, me llevaron como en el túnel del tiempo, volví a mi niñez, porque mi papá tenía la finca en la calle “La Mascota”, se llama Tamarindos, y pasábamos por el busto de Jorge Newbery, después por el Campo Histórico y volvíamos por una calle de tierra con fincas y chacras. En esa época, dueños, contratistas, prácticamente todos eran italianos o españoles y mi casa estaban siempre llena de italianos con sus hijos chicos, con quienes nos metíamos al zanjón para agarrar gusarapos. Yo he sido muy feliz en Las Heras, he tenido una infancia maravillosa. Todo eso volvió a mis ojos, ¡gracias!”, comentó emocionada.

Nacida en 1931, su vitalidad y pasión por la Vendimia se transmite en cada gesto, en cada sonrisa al recordar su historia, que también es parte de la historia del departamento y de la provincia. “En la villa cabecera del departamento estaba la Sociedad Italiana, mis padres italianos llegaron a Las Heras en el año ’30 y eran socios. Antes ninguna institución hablaba con las chicas, siempre se dirigían a los padres. Allí elegían una reina de la Vendimia para presentar al departamento, así que salí electa. El palco estaba en el costado de la plaza, frente a la Municipalidad, allí tuvimos muchas reuniones con las esposas de los bodegueros, que en esa época hacían la función actual de las coordinadoras de las reinas, y el baile de las reinas fue en la galería de la Municipalidad. Recuerdo que la mayoría de la Aeronáutica estaba en Las Heras, entonces en la fiesta central cuando estaba en escenario mayor, me daba cuenta que iba ganando porque cuando cantaban mis votos, largaban las gorras blancas al aire”, recuerda Josefina.

“Siempre he colaborado con Las Heras, iba cuando las capacitaban a las candidatas, les he hablado de mi experiencia y de cuando formé la Comisión de Reinas Nacionales de la Vendimia. A mí el trabajo para Vendimia y la Corenave me daban mucha alegría”, resume la destacada dama, al describir su labor luego del reinado.
Josefina ha trabajado incansablemente por Vendimia, por la capacitación de las candidatas, por la alianza de reinas electas, ha colaborado de alguna forma en hacer la Fiesta aún más cara a los sentimientos de todos los mendocinos.
“Mi papá como productor, para la fiesta de la Vendimia, donaba cajones de uva para que las reinas tiraran, él estaba feliz conmigo como reina. Tuvimos que ir a Buenos Aires y él me acompañó, allá tuve un audiencia con el presidente Perón, en donde también conocí a Evita, que me dijo que cuando terminara el mandato me trasladara a Buenos Aires para hacer una carrera cinematográfica, ante la gran sorpresa de mi papá. Todo aquello lo viví muy contenta, muchas invitaciones, apertura de calles y además en ese año en que fui elegida salió el Canto a Mendoza; antes llaman para concursar una canción para cada año, y en el ’46 ponían amplificadores en calle San Martín, entonces la gente se la aprendió y la cantaba, tanto fue así, que el gobierno decidió dejarla para siempre. Yo tenía la partitura original firmada por los autores, que la doné al archivo del Salón Vendimia”, rememora sonriente Josefina.
De profesión instrumentista quirúrgica y nutricionista –dietista, como ella dice que se decía en su época- se enorgullece al hablar del departamento y todo lo cambiado que lo ve en la cercanía al próximo 150 aniversario de su creación: “La gente no conoce lo que es Las Heras, tiene tanta historias, imaginate que en Uspallata estuvieron los incas, y todavía hay jeroglíficos, tiene mucha historia para conocer, para viajar, la primera bodega de Mendoza estuvo en Las Heras, ¡el crecimiento que ha tenido! y el aeropuerto. Mi casa de Las Heras, hace unos años la vendí, pero viví mis años más felices en Las Heras, me gustaría que quieran a Las Heras, que la cuiden y le enseñen a los más chicos toda su historia. Para mí Las Heras es mi infancia, mi historia, mi felicidad, nunca la voy a olvidar”, confiesa con su mirada brillante y vivaz.
