Ana es de Las Heras, tiene esclerosis múltiple y junto a su esposo se sumaron este año al programa municipal hortícola para generar su propia huerta. Lo que empezó como un desafío hoy se convierte en una forma para mejorar su calidad de vida.
«La huerta la obliga a levantarse todos los días, caminar los seis metros de la cama al patio, cargar agua, regar, podar, mezclar la tierra y empezar así el mantenimiento de cada planta que ve cómo van creciendo. Para Ana ha sido terapéutico y a mí me hace bien verla así», nos cuenta Pedro Giménez sobre Ana, quien encontró en el programa municipal de Las Heras de ecohuerta una mejor calidad de vida. Y su compañero de vida de hace 20 años nos confirma: «Es terapeútico, realmente lo es, nos habían comentado de los valores de trabajar tu propia huerta pero hasta que no lo vivís con tus manos no lo podés explicar».
En este año de pandemia por coronavirus, la Municipalidad de Las Heras -a través del área de Biodiversidad y Ambiente- puso en marcha el programa Las Heras Cultiva – Sembrando Futuro. Se trata de una acción social y de desarrollo productivo ya que la iniciativa hortícola es la más buscada por los vecinos. Comprende la entrega gratuita de kits de semilla ecopack para empezar a realizar cada familia su propia ecohuerta.

Lo que se busca es que cada persona aprenda a cultivar sus alimentos y se concientice sobre las buenas prácticas agrícolas como medio de emprendimiento y desarrollo económico. Todo apunta a ayudar a que se logre un sistema de producción de nuestros propios alimentos, sea para comercializar o para uso personal.
Pero la historia de Ana va mucho más allá. En estos ocho meses desde que ella empezó a sembrar y a preparar su cosecha en su pequeña huerta barrial de El Plumerillo, algo cambió dentro de ella y en el seno familiar. Motivaciones, proyectos y esperanzas crecieron a la par del proceso natural de las plantas de su huerta.
«Este año comencé a planear cómo encarar mi vida luego de que hace dos años me diagnosticaron esclerosis múltiple, que es una enfermedad degenerativa que te va limitando en varios aspectos; por eso lo que fue un desafío casi sin tantas motivaciones cuando empecé mi proyecto hortícola en mi casa se ha vuelto una de mis raíces que me hace valorar no solo lo que he generado sino a creer más en mí misma. Si bien el esfuerzo físico es mayor, lo mismo lo hago todos los días. Tengo por mi condición, visión doble y borrosa, por eso trato de ver cada planta, cada fruto con detenimiento, olerlo, memorizarlo para cuando quizás no pueda ver más. Estoy disfrutando lo que ahora puedo ver y es bellísimo. Quiero recordarlo todo», proclama esta mujer con una voluntad, resiliencia y ganas de seguir creciendo como sus floridas y verdes plantas.

«No soy madre, pero cada florcita que le nace a un tomate o cada zapallo que me sorprende crecido en las mañanas para mí es una sensación de que van creciendo mis hijos. Es inexplicable», compara Ana Giménez que, en plena pandemia y aislada, supo encontrar una vía de escape en su patio y con su nueva familia: las plantas.
«En el último granizo fuerte que cayó en Mendoza, el duraznero y limonero que ya teníamos nos protegió la huertita. Al otro día cuando fuimos a ver con preocupación, descubrimos pimientos crecidos en rincones que nunca llegamos, impensados. Para mí eso es Dios.», sintetiza la mujer que, además de generar su propia producción hortícola, es artesana experta en tejido al crochet.
Los hijos de los que hablan los Giménez tienen nombre, colores y vida propia. «Hemos cosechado este año dos variedades de tomates, papas, apio, albahaca, cebolla, ajitos, choclos, perejil, zapallos y vamos viendo en esta época para ir sembrando otro tipo de verduras y frutas», detalla su esposo.
Cuando se le pregunta cómo sobrelleva su enfermedad, en pandemia y con esta nueva responsabilidad cotidiana con su huerta, Ana Giménez responde. «Es un integrante más de la casa, nos cambió la convivencia familiar en estos tiempos difíciles. Pensé que iba a poder hacerme cargo de este proyecto pero mi pedazo de tierra verde me ha cambiado. Muchas veces me pierdo entre las plantas por horas, me olvido de todo, salgo a las 8 de la mañana y regreso a casa a las 13. Mi esposo ya está acostumbrado, me dice: ‘ya te perdiste de nuevo en el patio'», sonríe mientras cuenta la anécdota.
Y para cerrar anticipa su generoso propósito: «Estamos agradecidos por esta iniciativa de la Municipalidad. Queremos dar algo de todo lo que hemos sembrado para aquellos que lo necesiten y que quieran cosechar. Me he enterado de gente que ha sobrellevado depresiones trabajando con su huerta. Si yo puedo seguir adelante, todos podemos. Y eso quiero transmitir».

Las Heras Cultiva – Sembrando Futuro
Delia Carball, coordinadora del área de Biodiversidad y Ambiente de la Municipalidad de Las Heras, revela uno de los objetivos cumplidos de este programa de ecohuerta: «Esta iniciativa municipal ha tenido muy buenas devoluciones sobre todo en zonas urbanas que es donde queríamos llegar ya que en las zonas rurales están más familiarizados con la vida hortícola. Hablamos de familias de El Plumerillo, El Challao, Panquehua, Cieneguita y Ciudad de Las Heras que ya cuentan con su producción agrícola».
Este año la comuna lasherina entregó más de 1600 bolsas ecopack para cultivar 20 metros cuadrados. El municipio hace un acompañamiento diario via whatsapp, mail o por teléfono, asesorando a la gente con tutoriales como flyers o videos.
«Se han entregado el kit de semillas para estación fría y ahora estamos entregando los kit para temporada cálida», anuncia Carball. Los vecinos interesados en formar parte del programa pueden comunicarse al 261 2651416 o bien escribir al mail bioamlh@gmail.com y solicitar su kit de semillas para su ecohuerta.
Desde que comenzó el programa en el año 2018, más de tres mil familias se vieron beneficiadas y se pretende continuar con el ciclo en febrero próximo.
«Es importante poner en valor la producción agrícola, esto de saber qué consumimos y cómo podemos producirlo y comercializarlo. Hablamos de una economía circular, construir tu sustento alimenticio con todo lo que tenés en casa y de esta manera no solo consumimos, vendemos sino también compartimos en comunidad», sintetiza Delia Carball del área de Biodiversidad y Ambiente de la comuna de Las Heras.